- Publicidad -

Estaciones

Opeth cierra tour en CDMX: Oscuridad, paz y ¿standup?

Una vez Opeth terminara de tocar anoche en el Auditorio Blackberry en la CDMX, era justo y necesario regresar a casa, descansar y dejar que todas las emociones y sonidos se mezclaran con la almohada para asimilar lo ocurrido en la mañana con un café (negro, obvio). Y no es para menos si analizamos el hecho de que Opeth le regaló a la CDMX el último concierto que tendrán por un tiempo. Por supuesto, no es la primera vez que Opeth viene a nuestro país (y quiero suponer que no será la última), pero con bandas como esta es razonable sentirse especial como fan.

Crédito: Germán García

Creo que es justo mencionar que, lo que Opeth ofrece en el escenario no se compara a lo que podemos experimentar con el grueso de bandas existentes en la actualidad. Las emociones que provocan pueden ir desde paisajes etéreos de profunda tranquilidad, hasta momentos escalofriantes, también conmovedores, aunque siempre con un velo de bruma y oscuridad. Pero de pronto, también hay espacio para el humor tan especial de Mikael Åkerfeldt, o “Miguelito Piñata”, cada vez que toma el micrófono y conecta con la gente entre canción y canción.

Ahora, quiero volver unos meses en el tiempo al momento de la concepción de esta gira, pero no sin antes recordarles que pueden escuchar a Opeth y a sus bandas favoritas de Metal, gratis, 24/7, los 365 días del año en Loud! Metal Radio. Sólo tienes que dar click aquí o darle play al reproductor de aquí abajo.

LA GIRA

Para lograr este tour, la agrupación llegó a una premisa que parece sencilla: “tenemos 13 albumes de estudio, hagamos un show de 13 canciones, toquemos una canción por disco”. Como lo dije, en la teoría suena fácil, pero en la práctica siempre existió el riesgo de no complacer al auditorio, a los que creen que Blackwater Park es su mejor disco, a los que pinsan que Still Life cumple con ese título, incluso a los que creen que Pale Communion gana en esta batalla de lanzamientos. Y no solo ellos, también están las personas que simplemente conectan con canciones por aquí y por allá sin importar las portadas.

A pesar del dilema anterior, que muy probablemente mantuvo a Mikael y compañía varias horas (sino días) dándole vueltas a toda su discografía, debo decir que, desde una perspectiva muy personal, creo que llegaron a un equilibrio más que sensato en la elección de canciones. Y es aquí donde comienza una de las noches más sorprendentes de mi vida (Long story short: banda favorita, primera vez viéndolos en vivo, suele suceder).

EL SHOW: OPETH EN CDMX

Crédito: Fernando Aceves

El viaje a través de casi 30 años de trayectoria de la banda sueca daba comienzo con Martín, Fredrik, Joakim, Waltteri y Mikael desfilando hacia sus posiciones mientras sonaban las inquietantes voces de Seven Bowls, canción (o experiencia sonora, mejor dicho) extraída de la obra apocalíptica 666 de Aphrodite’s Child, banda griega liderada por el prominente tecladista y recientemente fallecido, Vangelis. De esta manera, ya todos en su sitio, con la portada de In Cauda Venenum como testigo al fondo y la concurrencia coreando Miguelito al unísono, Opeth comenzaba con su show en CDMX con la primera de trece, y nada puede explotar mejor que Ghost Of Perdition.

Desde el primer momento es impresionante lo igual que suenan a sus discos, de esto ya sabía un poco al haberme aventado casi todo el contenido en directo de Opeth existente en YouTube, así como el Garden of the Titans una y otra vez, pero es que, parado ahí, en medio del público, todo cambia. La patada de energía y virtuosismo individual y en conjunto es abrumadora.

Crédito: Fernando Aceves

El viaje continuó con algo de antaño como lo es Demon Of The Fall del lúgubre My Arms, Your Hearse. Aquí ya habían transcurrido aproximadamente 17 minutos de Opeth en CDMX sin parar, por lo que era buen momento para tomar un pequeño descanso, en el que Mikael se dio tiempo para platicar un poco con los asistentes, bromear sobre lo que sería “la última fecha de Opeth como banda” y recibir varios “Muñecos Doctor” como ofrenda por su vuelta por el país, para así seguir con Eternal Rains Will Come del 2014.

Para el acto siguiente, fue necesaria una advertencia en la que Mikael nos preparó a que escucharíamos cosas extrañas, cosas viejas de ultratumba, cosas sobre orquídeas. En efecto, del disco Orchid escuchamos la esquizofrénica pero también contemplativa Under The Weeping Moon.

Crédito: Germán García

Les dije que esta noche era una especial ¿correcto? Pues no solo lo digo yo, ya que seguramente para Joakim Svlaverg, tecladista de la banda, también lo fue. Casualmente estaba celebrando su cumpleaños numero 54 en tierras mexicanas y por supuesto el público de la CDMX no olvidó esta fecha tan particular y le cantó las mañanitas. Los demás integrantes de la banda siguieron el juego y también le cantaron el Ja, må han leva! (mañanitas suecas) y definitivamente, no había mejor canción que Windowpane para dar seguimiento al evento.

Crédito: Fernando Aceves

A Windowpane le siguió el himno Harvest para cubrir lo que le correspondía al tan aclamado Blackwater Park, canción de la cual Mikael recordó una anécdota donde, durante la producción encabezada por él y Steven Wilson, el segundo fue de gran ayuda en la grabación de la frase Mourner’s lament, but it’s me who’s the martyr, ya que la pronunciación de Åkerfeldt era terrible.

El concierto continuó con Black Rose Immortal de principio a fin, seguida de Burden como abanderadas de Morningrise y Watershed respectivamente, para dar pasó al momento que mi alter ego de 14 años esperó por otros 16: The Moor (Se que un concierto del Still Life completo es mucho pedir, así que esto para nada es queja).

El Heritage del 2011 se hizo presente con The Devil’s Orchard y con un salto a la producción más reciente, In Cauda Venenum, pudimos escuchar All Things Will Pass (Allting Tar Slut en sueco). De esta manera ya se nos había ido casi todo el concierto, pero una vez más Mikael tomo el micrófono para agradecer a los presentes con un “We fucking love you” que fue inmediatamente coreado con un “OEE, OEOEOEEE, OPETH OPETH”. También hizo agradecieminentos a Martín, Fredrik, Joakim y Waltteri, así como a los miembros de la producción, responsables del funcionamiento de todo el tour y aseguró que su próximo destino era “desaparecer un tiempo”, ir a casa, descansar y en una de esas, tal vez, hacer un disco nuevo.

Crédito: Germán García

Para este punto la emoción de la gente era casi palpable (excelente público, cabe mencionar) y la mejor manera de dar juego, set y partido al show/gira, no era sino tocando Sorceress y Deliverance. Es un misterio de dónde salió ese ultimo aire para corear estas últimas canciones a todo pulmón y saltando con los cuernos en alto, pero ahí estuvimos, todo el auditorio comprometido con Opeth hasta el final, sabiendo y no al mismo tiempo, que esta había sido una noche muy especial.

Como lo he mencionado, esta es una de las bandas que te sacan definitivamente de tu zona de confort y te hacen experimentar más allá de las descargas de adrenalina por las cuales amamos tanto el Metal, así que me atrevo a decir que cada vez que Opeth anuncia una fecha en México, tenemos una cierta obligación de contar con fondos de ahorro para este mismo fin y ¿por qué no?, de pasar la palabra a nuestros seres queridos sobre este extraordinario ritual. En Loud Metal Radio solo esperamos que este descanso que viene para Opeth sea reparador y productivo, pero no muy largo.

- Publicidad -

No te pierdas:

- Publicidad -

Noticias de ACIR Online