No todos los días podemos contar con músicos de la calidad y genialidad de Richard Barbieri, Gavin Harrison y Steven Wilson, lo que hizo que la noche del 4 de octubre fuera muy especial. Mientras Rammstein destruía el Foro Sol, estos tres músicos se presentaban en el Pepsi Center. El regreso de Porcupine Tree a México no decepcionó, y aquí te contaremos los detalles.
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Lo primero que uno veía al entrar al Pepsi Center era una pantalla con un mensaje claro: Porcupine Tree solicitaba que los asistentes no tomaran fotos ni videos de la presentación. Tras 12 años de ausencia en México, querían que los fans disfrutaran del show y, sobre todo, que dejaran disfrutar a la gente detrás de ellos. Si alguien sacaba el celular en pleno concierto, elementos de control y seguridad llegaban a pedir que lo guardaran. Por suerte no hubo altercados por esta situación.
A 5 minutos de empezar, comenzamos a escuchar el sonido de una orquesta afinando. Exactamente a las 8:30 pm, los tres integrantes de Porcupine Tree tomaron el escenario junto con Randy McStine en la guitarra y Nate Navarro en el bajo. La noche arrancaba con quizás su canción más famosa: Blackest Eyes, esa maravilla del metal progresivo enfocada en la mente de un asesino serial. Siguió Harridan, la primera canción y primer sencillo de su más reciente trabajo, Closure / Continuation. La gente disfrutaba cada segundo de lo que estaban presenciando, esa combinación de pesadez, pasajes lentos, genialidad musical y melancolía que sólo Steven, Richard y Gavin nos pueden dar.
Of the New Day y Rats Return continuaban el set; parecía que Porcupine Tree tocaría C/C en su totalidad y de corrido en México, pero esto se vio interrumpido por la llegada de Even Less, viajando desde el disco Stupid Dream de 1999. Otra aportación de In Absentia fue Drown With Me, antes de retomar el camino de C/C para llegar a Dignity. Steven se veía contento, cantando cada palabra con una carga sentimental pocas veces vista por un vocalista de cualquier género. Richard, sobrio como él mismo, aportaba las atmósferas de la banda sin acaparar los reflectores. Gavin en la batería no se saltaba ni un beat, improvisando en algunos momentos y haciendo florituras alucinantes en otros. Hace que parezca muy sencillo lo que hace detrás de sus tambores y platillos.
Siguió The Sound of Muzak, precedida por una pequeña introducción de Steven en la que nos contó cómo fue que escribió esa canción. Con ella, también llegó la locura en el Pepsi Center. No esperen un mosh pit o algo por el estilo, con locura nos referimos a que la gente se unió para corear “One of the wonders of the world is going down“. Los ánimos se calmaron para la canción con el título más largo de la noche (y quizás de muchos artistas): Last Chance To Evacuate Planet Earth Before It Is Recycled. Posteriormente, el primer set terminó con la última canción de C/C, Chimera’s Wreck, otro de los momentos épicos de la noche. La banda tomó un pequeño descanso de 20 minutos (bromeando al decir que ya están muy viejos para dar un show de corrido) antes de regresar al escenario.
Porcupine Tree no perdió el tiempo y abrió esta segunda parte con Fear of a Blank Planet en otro de los momentos épicos y mágicos de la noche. Contrastando, Buying New Soul calmó a todos los asistentes para después regalarnos dos joyas al hilo del disco Fear of a Blank Planet: Walk the Plank y Sentimental, que incluso hizo llorar a algunos fanáticos. Herd Culling completaba la hazaña de tocar C/C en su totalidad.
Steven tomó un pequeño momento para decirle a la gente que había escuchado las leyendas sobre el pequeño muñeco de peluche que le regalan a los artistas, refiriéndose a los famosos Dr. Simi. Incluso invitó a la gente a lanzarlos, pero parece que no recibieron ninguno. Anesthetize fue sin duda el momento más destacado de la noche, haciendo que la gente brincara, levantara las manos, moviera la cabeza y cantara con fuerza cada letra de la canción más larga de Porcupine Tree al día de hoy.
The Incident se hizo presente únicamente con I Drive a Hearse, seguida de la grandiosa Sleep Together. En un momento que nos hizo recordar lo humanos que son, Steven olvidó una parte de la letra por estar en la emoción del momento. Sólo fueron dos estrofas e invitó a la gente a cantarlas, y cuando pudo recordarlas, continuó cantando. Sin embargo, para este punto y a pesar de lo espectacular que estuvo el show, algo es evidente: se siente la ausencia de Colin Edwin, el antiguo bajista de la banda. No es que Nate no haga un buen trabajo, pero el groove y la vibra de Colin le daban un toque único a la banda. Incluso el tono de su bajo no se compara con el actual. Y, por si fuera poco, hasta parecía que el bajo estaba enterrado en la mezcla del concierto.
Un break más, y para este momento habían pasado casi 3 horas desde el inicio del espectáculo. Collapse The Light Into Earth nos volvía a poner en un mood melancólico, mientras que Halo hacía su reclamo religioso mientras Nate y Randy salían con máscaras de luchador. Antes de dar paso a la canción que nunca falta en un concierto de Porcupine Tree o Steven Wilson, el líder de la banda nos pidió que le deseáramos feliz cumpleaños a su hija Yali de 11 años. La respuesta del público mexicano fue, como siempre, estupenda, y Steven se mostró contento con el resultado. Trains cerró dos horas y media de concierto, de una experiencia que, aunque fue espectacular, tenía sus pequeños “pero’s”. Sin embargo, no fue nada que nos impidiera disfrutar del regreso de esta leyenda del progresivo tras 12 años de ausencia.
Nate, Randy, Richard, Gavin y Steven se veían satisfechos y muy contentos por haber podido volver a México. Y si su tirada es que esto sea una “continuation” en vez de un “closure”, estamos seguros de que podremos disfrutar de su música en vivo nuevamente. Es justo y necesario.
